Memorias... (Dia 23)

Despues de en esos quince primeros dias haber recorrido desde Dublin hasta el Parque Nacional de Killarney, the Ring of Kerry, Peninsula de Dingle, Cliffs of Moher, como lugares mas conocidos, entre los cuales te empapas de todo aquello que supone la realidad de un pais, continue rumbo norte por esa misma costa Oeste, hasta llegar a su extrema noroeste y torcer luego hacia la derecha y rodear toda la costa norte hasta llegar a Larne, lugar desde el que tome el Ferry que me conduciria hasta Escocia, maravillosa tierra que ya conocia un tanto y que me continua embriagando con sus bellos paisajes, que te envuelven como si estuvises, en este caso, pedaleando entre postales. Luego, tocaba abandonar estas latitudes para ir desplazandose hacia abajo en el mapa, hasta alcanzar Inglaterra, en el que este dia 23 hacia mi primera noche.

Acostumbrado a otro tipo de experiencias, he de reconocer que esto me resultanto un tanto extra;o a veces. A mi, que me siento en un sendero como en mi propia casa, tanto asfalto y tanta civilizacion cruzada en tan poco tiempo termina por hacerme sentir asi, extra;o, y son momentos en los que hay que aferrarse a un objetivo, tener claro cual era tu proposito, pues sino es facil caer definitivamente en la desesperanza y la desilusion, mas cuando las condiciones atmosfericas se vuelven realmente exasperantes, con varios diluvios todos los dias, el frio considerable que ya comienza a hacer y que noto especialmente metido en mi saco por las noches, el viento que no cesa y, en definitiva, la dureza con la que quizas no contaba demasiado en esta ocasion. Tener toda tu ropa de a diario completamente mojada y despertarte por las ma;anas y efrentarte a una nueva lluvia puede resultar verdaderamente agotador. Pero bueno, para eso estan las noches, para recomponerle fisica y mentalmente, y afrontar cada dia como lo que es, una nueva oportunidad para seguir disfrutando que, al fin y al cabo, es lo que hasta ese dia 23 estaba haciendo.

El asfalto, solida y negra tinta que se extiende hasta donde el hombre es capaz de arrastrarla, que cruza tanto ciudades como desiertos, valles, mares y monta;as, bosques y lagos, y que todo lo contamina con su virulente influencia, en ocasiones, siento como es capaz de adherirse al caucho de mis neumaticos, luego a la osamenta de mi metalico corcel, hasta llegar hasta mi ropaje y hacer que se oscurezca hasta el dia mas brillante y azul, que tambien los hay. Es curiosa la influencia que pueden ejercer determinadas cosas. Y lo peor es que esta vez, es lo que me toca, contemplar cada surco, cada charco, cada linea, valla, hierba e incluso arena, se;al, semaforo y demas articulos embellecedores de ese gran trazo interminable.

Extra;o, repito, porque quien me conoce sabe que no soy amante de visitar lugares turisticos y, la verdad, sigue resultandome ciertamente decepcionante comprobar como se hace negocio de las cosas. Primero, creas publicidad de un lugar y  lo habituas para que llegue hasta el gente a la que en la vida se le hubiese ocurrido visitar tal zona, por lo que su excesiva proteccion incluso puede estar demas, y luego, encima, cobras por ello, como si no existiensen infinitos lugares mas bonitos e interesantes, privatizando algo que pertenece al pueblo, y no al pueblo en donde se ubica, sino a este gran pueblo que venimos a ser todos. (ojo, me refiero a determinados casos, por suerte, muchos de los lugares que visite no presentaban este formato) Decepcionante, sobre todo, cuando ves determinadas cosas sobre las que podias haberte creado, por suerte no es mi caso, falsas expectativas. Y  bueno, dejemos esto a un lado.

Ahora sobre el contacto humano  y sobre el catetismo. Si, catetos hay en todos los lugares de este mundo. El catetismo no entiende de nacionalidades, ni de edad, ni del tama;o del sombrero o la profundidad del bolsillo, tampoco del tallaje de la chaqueta o el lustre del calzado, y, por tanto, el cateto tambien hace turismo. A que viene esto, pues a que como puede resultar, a mi modo de ver, normal, al ir sobre la bici voy con indumentaria de "ciclista", esto es, mis mallas ajustadas, mi casco, mis gafas, mis manguitos para el frio, mis guantes, etc., cosa a la que se ve muchos no estan acostumbrados y ver a alguien con tremenda apariencia debe ser una especia de acontecimiento en sus vidas. Caminas repiqueteando el suelo con las calas, mientras la gente te observa con cara de extra;eza e incluso te sueltan una risita en tu misma cara, revelando asi, sin verguenza ni pudor alguno, la ignorancia a la que se encuentran sujetos. A ti no te queda otra que hacer buen empleo de tu educacion y luego reirte, como me parece en todo caso apropiado cuando no puedes evitarlo, cuando no te estan mirando, y asi sigues realizando un trabajo de un valor infinito, un trabajo a traves del cual te sientes estimulado a evitar caer en las simplicidades en las que esta sociedad se basa, y en la que por desgracia yo tambien he participado e, imagino, seguire participando, aunque espero que gracias al trabajo ese del que hablo, cada dia menos. En definitiva, riete de ti mismo, pero no de tu propia ignoracia y bajo tu propia ignorancia, ese es el principio al que espero regirme siempre. Y bueno, que tampoco tiene mayor importancia, pero me parecio algo curioso.

Aqui una simple anecdota que, a mi, al menos, me resulto significativa y simpatica, aunque de verdad muy simple: Lugar, un peque;o y estrecho puente de piedra en el norte de la Peninsula de Dingle, por el que pasaba un solo vehiculo. A un lado, un cincuenton con barba recortada aupado en el interior de su Porsche, de caballaje desorbitante y ostentosa brillantez de su envoltura. Al otro, un individuo a lomos de un solo caballo, con sus alforjas impermeables adquiridas con descuento, sudorosa vestimenta, un vagabundo errante sin tener donde caerse muerto. No hay se;al de prioridad, las miradas se cruzan y, el segundo individuo se lanza a la aventura antes de que a la tremenda capacidad de aceleracion de su contrincante le de tiempo de reaccionar. Pasa, este, a su lado, y en ese semblante firme y sereno, imperterrito ante tal desafio, le parece dilucidar un ligero y efimero movimiento en las azules pupilas de aquel se;or, que echan comouna rapida ojeada a tan extra;o objeto que acaba de pasar a su lado. No se, fue una tonteria, pero me hizo muchisima gracias ver en un lugar tan apartado, a dos personas en una situacion tan completamente distinta. Le he a;adido una rivalidad inexistente, pero me hizo graica presentarlo asi.

Y bueno, no se, fueron muchas cosas las que se me pasaban por la cabeza, y ahora me resulta imposible atender a cada una de ellas y en el lugar que verdaderamente le corresponde. Se que estas palabras no hacen gala del mayor ni mejor de los animos, pero eso ya llegaria con el final, no? eso siempre para el final.

Besos y hasta la proxima!!

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