Memorias de un viaje que nunca hice

Irlanda, bello pais que se presentaba como un oceano de verdes olas, a surcar por un navio de titubeante timon.

Demos comienzo a esta serie de "memorias de un viaje que nunca hice", por ejemplo, alla por su dia numero quince, y expliquemos poniendo este como tope, lo que hasta entonces habia sucedido.

Recuerdo como venia de Madrid, en fechas proximas a las que ahora nos encontramos, y el bochorno que entonces alli hacia. Propablemente esta fuese la causa por la cual al apearme de ese armatoste metalico en el que a veces tambien viajamos nosotros, pero en el que generalmente tan solo podemos enviar, a traves suya, todas nuestras ilusiones, nuestros suenos y aspiraciones, el tiempo se me presento ciertamente amenazador. El desconcierto es, en esos momentos, Mayusculo, pues primero debes orientarte, y luego comenzar a dar tus primeros pasos, o pedaladas, e ir observando lo mejor posible para entender de mejor manera la forma en que iras trazando tus inciertos planes. De esta manera, recorro los diez kilometros que me separan de Dublin, ciudad que cruzo un tanto fugazmente, y de la cual salgo entrando por vez primera en contacto con ese objeto esclarecedor que es un buen mapa. Se asimilan las distancias y tambien la dureza del viaje, pues el peso alojado en mis impermeables alforjas me hacen entender que esto va a ser mas duro de lo que pensaba. Y, entonces, vino todo lo demas.

Podriamos decir que Irlanda es el pais del aparcelamiento, es decir, esta compuesto por infinitas parcelas bien diferenciadas y acotadas unas con otras, si, pero tambien, y esto es lo mas curioso, con todo lo demas. Las carreteras por las que circulo estan constantemente flanqueadas por hileras de setos de todo tipo, e inquietantes zarzas dispuestas a aferrarse a tu piel, tu indumentaria o cualquier otra pertenencia que tu tengas, para no soltarlas jamas. Esto, por un lado, dificulta notoriamente el disfrute de muchos de los paisajes, asi como te obsequia con la sensacion de estar discurriendo de forma constante por los carriles de un tranvia, y que de ningun modo puedes salirte de ellos. Pero por otro, y es aqui donde se presentaria la primera dificultad, esto obstaculiza sobremanera la tarea a aquellos que quisiesen montar buenamente su tienda de campana (no, este no es mi caso, no), con todo su respeto y su carino, eso si, en funcion de sus necesidades, caprichos, o lo que fuera, cada una de las lluviosas noches de este generoso pais. De esta manera emprender la busqueda de un lugar apropiado y seguro, puede llegar a convertirse en todo una agonia con cierto toque de negligente aventura. Les facilitaria un cierto repertorio de ejemplos sobre lo que hablo, pero  mira tu por donde, no puedo. Ya llegaran las fotos. Pero en cualquier caso he descubierto que se puede acampar sobre un charco de agua. Alucinante darte cuenta por la manana de que toda tu tienda es un charco de agua, y entonces, pienso,  que seria de mi sin un buen aislante!!

En cuanto al tiempo. Bueno, si, ya me lo habian dicho, si, pero una cosa es imaginarlo y otra muy distinta sufrirla en tus propias carnes. Aqui parece que no hay un solo dia en que no llueva, especialmente por las tardes, las noches y a primera hora de la manana. Me he visto es situaciones verdaderamente ridiculas del diluvio que me estaba cayendo, con finas agujas en lugar de gotas que chocaban contra unas gafas de sol, o de lluvia, que parecian reducir mi mundo a dos metros tan solo delante de mi; con viento de cara que impedia mi avance, subiendo rampas que jamas pense fuese capaz de subir con el lastre que llevaba, frio, niebla, carretera en estado lamentable, etc. De pronto es como si te encontrases en el interior de una de esas nubes negras que, por norma general, suelen estar sobre tu cabeza. Aqui, no obstante, esta parece emerger de la tierra, que a su vez parece deseosa de sumergirte en sus humedas profundidades para escupirte luego vayase usted a saber donde. Sin duda, el tiempo ha hecho que, hasta ese dia numero 15, la experiencia haya sido dura y, por momentos, realmente exasperante. Los lugares mas hermosos por lo que pasaba, eran fulminante extirpados de la tierra por una de esas masas de sucio algodon que cuelgan del cielo, y poco he podido disfrutar de ellas. Sin embargo, pude hacerme una ligera idea de como serian las cosas si alli el cielo hubiese sido pintado de azul, como en otros tantos sitios.

Decian y dicen, que es un pais plano, es decir, que la rugosidad de su base no alcanza cotas muy elevadas. Pero que distintas pueden llegar a ser las perspectivas, mas cuando te toca a ti padecer la peculiaridad de dicha planicie. Como se ha dicho, este pais se presenta como un oceano de verdes olas en forma de montanas, y resulta que dichas olas, o pequenas montanas, hay que salvarlas, esas infinitas crestas hay que subirlas y bajarlas infinitas veces, y entonces me pregunto yo que diferencia hay entre subir un puerto con un numero determinado de kilometros y porcentaje, a subir veinticinco rampas de porcentaje superior y que tardas diez veces mas en subir que en bajar, por lo que la continuidad y la dureza es una cuestion, una vez mas, de perspectiva. Vamos, que lo que quiero decir es que, alla, por el dia numero quince ese del que hablamos, estaba hasta las nar..ces de tanta ola. Eso si, muy bonitas, y mas cuando entre varias de ellas se ha colado un lago con sus aguas de un color azul grisaceo que te favorecen con la impresion de que si decidieras darte un chapuzon en ellas, echarias a perder la extraordinaria composicion de tonalidades de un hermoso lienzo.

No llevaba reloj, ni cuanta-kilometros, por lo que el sol se convirtio en mi unico medio de orientacion horaria y espacial, y es curioso lo distinto que parece el tiempo cuando no se cuenta, que distintos pueden llegar a parecer dos dias aparentemente iguales. Mi despertador, como en el dia numero 12, puede ser el sol despuntando en el horizonte, en un playa de algun lugar de esta gran isla, coloreando de anaranjados matices el interior de una caseta que se ha convertido en parte de mi hogar. La otra parte, este tipo de experiencias, te hace entender que la llevas muy dentro, y que alla donde vayas, ahi esta contigo, ya luego vienen los objetos y le dan forma. Pero no negare que en cuanto tengo la tienda montada, instalo dentro mis bartulos, siempre en su misma ubicacion, por eso de no dejar atras ciertas manias, me siento como en casa, me relajo, ceno, leo al senor Dickens, que me ayuda a que en lugar de uno este realizando dos viajes a la vez, escribo mis peripecias, andanzas o  lo que se me apetece, en fin, llevo a cabo toda esa intimidad que siempre tanta falta me hace y que intimamente les confieso a traves de intimo blog. De esta manera, montar la tienda, podria decir, es lo peor y a la vez lo mejor de cada dia. Ah! tampoco nos vayamos a enganar, ya habia empleado por entonces dos B&B, que habia que recomponerse.

Aunque puedo decir que sobre las dos ruedas las cosas van mucho mas rapidas de lo que quisiera, mas cuando no quieres que ese tiempo que no ves sino que sientes, se te eche encima, he encontrado, esta vez, en ellas, una cierta utilidad. Resulta que muchas son las horas que diariamente me veo sujeto a la parte izquierda de una calzada generalmente desprovista de arcenes, lo que provoca situaciones muy poco  agradables, como en aquellas carreteras mas transitadas en que no cesan de pasarte coches, o trailers, a una distancia segun el criterio de cada cual (pero sobre esto mejor no pensar mucho). La cuestion es que son muchas horas en las que hay que ir avanzando kilometros, y bien la lluvia, la barreras naturales o, en general, lo menos atractivo de tu entorno, te sumergen en periodos de tiempo en que lo mejor es tener la cabeza bien ocupada, en que?, ahi esta la cuestion. Son momentos que bien empleados pueden resultar muy provechosos, y, hasta el momento, puedo decir que hasta hacia bien poco, podia sentirme orgulloso de ellos. Y es entonces cuando hay que hablar de lo que hay que hablar, los problemas fisicos. Conocidos son mis constantes problemas con las rodillas, y aqui, en el dia numero quince, ya habian hecho aparicion y de manera inquietante, por lo fomentaban aun mas mi incertidumbre respecto al final de una historia cuyas memorias espero poder seguir compartiendo en un futuro proximo.

Alli, mientras se llevaba a cabo esta historia, me hubiese gustado, e incluso necesitaba, dedicar mas tiempo por separado a cada una de esas personas que me iban acompanando a largo de tantas distancias, personas que van apareciendo; algunas, con motivo obvio; otras, sin motivo aparente, el caso es que han sido escritas infinidad de cartas al viento, mientras pedaleaba, con la esperanza de que este algun dia hiciese llegar, el mensaje que ellas contienen, a cada una de esas personas. Espero algun dia les llegue, pues nunca una palabra posteriormente expresada, ya sea hablada o escrita, podria sustituir aquellas otras que tan espontanea y calidamente fueron trazadas sobre la superficie menos solida y a la vez mas bella de todas, la de la esperanza.

Besines y hasta pronto!!

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