Los dias continuaron transcurriendo, y la vida con ellos, y entre ambos, fueron envejeciendonos a nosotros cada vez un poco mas, regalandonos cada instante para luego arrebatarnoslo y no dejarnos volver a el nunca jamas, tan solo a traves de los difuminados recuerdos que, casi que de forma obligatoria, tenemos la funcion de construir, de elaborar a nuestro propio antojo, pues cuanto pueden llegar a diferir estos respecto al modo en el que tal o cual situacion o momento se nos presento. Siendo asi, consideraremos que el pasado sigue en movimiento, de no serlo, nunca estara verdaderamente a nuestro alcance, y ningun recuerdo sera merecedor de ser catalogado como real. Permitaseme decir que, entonces, los actos, las acciones, los mas tangibles acontecimientos, de que poco valor carecen por si mismos, sin nadie que los estime o interprete, como ilegibles renglones de un diario indescifrable. Por tanto, si cada elemento requiere de una interpretacion, de una valoracion, y estos, por su propia naturaleza, son mudables como la direccion del viento, cuanto variaran esos mismos recuerdos segun avancen las agujas de ese juez que no perdona, que todo lo situa en el lugar que le corresponde, cuanto y de que dependen para que se te presenten asi y no de otra manera. En definitiva, seguire aceptando que el pasado sigue en movimiento, me lo traigo conmigo, y en el vere segun a las circunstancia se les apetezcan: ahora bien, ahora mal, ahora me dolio, ahora no tanto, nunca mas lo hare, ma;ana mismo estoy de vuelta, etc., etc.
Y a que viene esto, pues no lo tengo claro, pero imagino a que es irremediable que, cuando uno intenta escribir unas memorias sobre una experiencia como esta, tropiece una y otra vez con la eterna disyuntiva. De momento, dejare que los recuerdos caducados sean los que dirijan esta pluma.
Como transcurrieron los dias inmediatos a ese dia numero 23 que atras dejamos, o que aqui tambien nos traemos con nosotros?? Pues lo unico que se me ocurre para que se hagan una idea es lo siguiente:
Vayan y cojan su bicicleta, si no tienen, van y se compran una lo mas practica posible, le acoplan un poralforjas, y luego le adosan estas, si son impermeables, mejor que mejor, si no, lo meten todo en bolsitas de plastico, y listo!! Vayan como quieran, pero si una cosa he aprendido es que una buena preparacion y un buen material, hacen una misma experiencia muy distinta a dos personas de cualidades similares, asi que ya saben. Ahora bien, si vas mal preparado y tu material no es el mas apropiado, no te vas a aburrir en absoluto, y de cualquier cosa podras hacer la mas increible de las experiencias que hayas vivido. Si todo va bajo control, bueno, pues, mejor, imagino. Bien, con todo preparado, entonces, se dirigen a la piscina mas cercana, no vale la piscina del vecino. Se situan frente a cualquiera de las calles que esten libres, cogen aire, animo!!, y entonces, se tiran montados al agua e intentan pedalear hasta la otra punta. Si, lo se, parece imposible, pero se puede, se los aseguro, pues asi es como me he sentido yo durante varios dias, como en el interior de una piscina, siguiendo esa linea negra que marca cada calle y que ves algo difuminadamente con tus gafas que te nublan la vison. No ves el final, lo se, a penas unos metros a tu alrededor, miras hacia arriba y sabes que algo te ofrece la luz que ilumina el suelo sobre el que intuyes estas avanzando, pero tampoco logras verlo. Sientes que no avanzas, lo se, pero lo haces, despacio, pero lo haces. Crees que no podras soportar el equilibrio, pues corrientes que proceden de las calles adyacente te impulsan a su antojo, pero resistiras. Tambien se que te preguntaras porque, si podias llegar hasta el otro lado con tan solo avanzar por una de las dos pasarelas que flanquean la piscina, porque estas metido tu en ella, y entonces puede que pienses que asi veras el otro lado de una manera distinta, puede que incluso pienses que asi lo entenderas mejor. O sencillamente sentiras que no quieres hacerlo de otra manera, o no sabes hacerlo de otra manera, que prefieres sufrir una y mil veces y no ver nada, a verlo todo y no sentir ni la mitad de lo que asi sientes. Puede, tambien, que pienses que no lo entiendes, que estas perdiendo el tiempo, y querras salirte y continuar a nado. Y sabes que no estarias equivocado, y, sin embargo, prefiririas equivocarte otra vez. Y, quien sabe, a lo mejor luego vienes a mi, pensando que yo tengo la respuesta, y yo te dire, encantado, que si, que si que la tengo, pero que no se cual es.
Fueron dias duros, dias en que los kilometros no avanzaban, en que mirabas el mapa y te echabas a llorar. Si deciamos que Irlanda era como un oceano de verdes olas, nunca hice referencia al estado de la mar. Ahora, puedo decir, que la calma de las tierras irlandesas dieron paso a la tempestad de las inglesas. Los dias se esfumaban como la espuma de sus olas, y cuando queria darme cuenta, el cielo me mostraba las tonalidades de un ocaso amenazador, y esto provoco, un dia si, otro tambien, situaciones ridiculas, si no comicas, desesperantes e incluso desalentadoras, pero que al cabo del tiempo he comprendido que estaban siendo lo mejor de todo, lo mas divertido. Se avanzo de noche con la sola luz de un frontal carente de bateria, por carreteras de las que nadie se acordaba; se vieron coches incendiarse en medio de la nada, teniendo que salir huyendo incluso; se subieron laderas infinitas, de noche tambien, echando maldiciones para luego tener que tragarmelas, porque tenia que reconocer mi propio error; se tuvo que aguantar a borrachos majaderos a tres metros de tu somnolencia; pero tambien tropece que gente esplendida y servicial, que me hicieron sentir como en mi casa en un simple camping. Cuando llega cada noche, llegas incluso a olvidar donde has dormido la noche anterior, porque los recuerdos se vuelven tan lejanos, hay tantos kilometros de por medio, tantas horas de intensa y desenfrenada lucha contra uno u otro elemento, ya sea un viento que te tumbaba (no exagero) y que hacia que cuando pasaba un vehiculo de ciertas dimensiones, a tu lado, te zarandeara a su antojo y dejara a la suerte todo lo demas, ya sea por lo despiadados que pueden ser a veces tus propios pensamientos, que tu mente permite que el tiempo adquiera extra;as dimensiones.
Este dia 30, al que hecemos referencia, llegaba a la ciudad de London. Y fue curioso comprobar como no solo era el paisaje el que cambiaba, como aparecian los edificios y las grandes calles, el humo o el ruido bullicioso, sino como tambien algo en la expresion de los rostros que me tropezaba iba cambiando, rostros que me resultaban conocidos, rostros familiares que se presentaban sobre caras completamente nuevas. Los rostros que se aproximan a la miseria, a la desconfianza, a la irritacion, rostros rabiosos, desilusionados. Y tambien rostros presuntuosos, orgullosos, invulnerables, bien engalandos: los rostros de una gran ciudad, lugares en los que se aglutina el grueso de la poblacion, y, por tanto, todo lo ancho de sus complejidades y sus propias circunstancias. Un lugar en donde me siento un mero visitante, un lugar hermoso, no obstante, y que el dia numero treinta y uno esperaba poder conocer un poco mejor, aunque ya habia dado mis buenas pedaladas por el.
Y bueno, ya esta bien por el dia numero treinta. Tal vez del treinta y uno tenga algo que decir.
Besinees!!
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