Sobrecarga?? Pues si, eso dicen los entendidos, como ya había comentado el diagnostico era sobrecarga en la porción corta del bíceps femoral. "No es algo importante, pero suele incapacitar mucho", mas o menos esas fueron las palabras que se me han quedado grabadas. Bien, realmente no hay mucho que contar a este respecto, pues baste con decir que la primera actividad a la que sometí a mis piernas fue 16 después, mas concretamente el pasado viernes (a excepción de una sesión de piscina, que ya toca), con tres horitas de bici, en donde muy pocas fueron las molestias. Pero vaya con la sobrecarga que me cogí, no? No voy a negar que ha sido una autentica pena, pues estaba bastante ilusionado con la participación en la Trans. Pero me explico mejor.
Aunque por diversas circunstancias tampoco he podido reunir el bagaje que me hubiese gustado en esto de las carreras de montaña, si es cierto que con algo de experiencia he contado, la suficiente como para no conformarme ya con finalizar carreras de este tipo. Desde siempre y sin saber porque, he sido ambicioso, aunque por desgracia también demasiado impaciente (de ahí muchas catástrofes), y por ello siempre he intentado exprimirme al máximo cuando de una carrera de este tipo de trata. El caso es que para esta Transgrancanaria, aun siendo consciente de mis limitaciones actuales, quería exigirme un pizco mas, aspirar a intentar hacer un buen tiempo, y la cosa no parecía ir mal encaminada. Haciendo números (he de confesar que soy el típico friki que registra cada entreno), pude comprobar que había una evolución mas que notable con respecto a otros años, y lo mejor es que todo eso a pesar de que las sensaciones todavía no eran las mejores, lo cual me hacia ser muy optimista. Pero por cabezota, por no saber escuchar una vez mas a mi cuerpo, todo se fue a pique.
Entonces, podría decirse que lo normal seria la llegada de la decepción, y, para que engañarnos, la hay, pero no tanto como tal vez cabria esperar. ¿Por que? Porque como creo haber mencionado ya, existen esas tertulias con uno mismo, esas solitarias charlas en las que intento ir un poco mas allá y entender. Y no entiendo. Y como no entiendo, no pasa nada. (o quizas si que algo entiendo? ;) ) ¿para que ese constante afán de superación? Y creo que no me equivoco si digo que todos aspiramos a lo mismo, cada uno en su escala particular, pero creo que todos aspiramos, cuando vamos a una carrera, claro esta, a superar algo, ya sea al de al lado o a uno mismo, pero...., ¿por que? ¿acaso no nos es suficiente? ¿tan vacíos estamos que no hacemos sino fomentar el modelo capitalista este que nos invade, que subrepticiamente se extiende como el virus mas devastador? ¿que cautelosamente se introduce en todos y cada uno de nuestros pequeños reductos de principios y valores, y que al final termina por tergiversarlo todo? ¿acaso nos son necesarias determinadas cosas para disfrutar de otras que de tanta simpleza requieren? Y en estas cuestiones me apoyo en momentos como este, que ayudan a uno a ubicarse de mejor manera, a verlo todo desde otra perspectiva. Conclusión, que el lado positivo de que no pueda competir es que al menos, aunque sea involuntariamente, no estaré fomentando algo en lo que cada día creo menos y, aunque no lo parezca, contra lo que lucho día a día (y no porque crea que sea nocivo a titulo individual el buscar la superación física, sino porque la colectividad del asunto es la que resulta nociva con el tiempo, al menos en mi humilde opinión). Ahora bien, para que engañarnos, como esto me de tregua me pongo las pilas y que VIVA LA COMPETICIÓN IRRACIONAL SOBRE SENDEROS INFECTADOS DE CORRUPCIÓN!!, jeje. Como siempre dejo los temas a medias por no querer extenderme en demasía, pero creo que es algo para la reflexión. Bueno, al fin y al cabo son estas grandes contradicciones las que nos hacen crecer, ¿no?
Y volviendo a las realidades, ayer sábado, teniendo en cuenta que la pata al menos me permitía caminar, me dio por hacerme una circular de 13 kms. por Tenteniguada. El camino no tiene desperdicio. El principio de la subida se hace por un continuo zig-zag con pendientes no demasiado acusadas, por lo que de vez en cuando me anime a echarme unos ligeros trotes. Luego se pasa a una pista de tierra que sigue ascendiendo y que finalmente te conduce hasta la Caldera de Los Marteles, donde me tropecé con los habituales turistas que te miran con cara extraña cuando te ven llegar trotando con tus pintas. (creo que piensan... ¿que fue de los senderistas? ¿porque les ha dado ahora por correr?, jeje) De ahi directo para abajo por un camino que no había transitado aun, conocido por estar poblado de Tajinastes Azules (cuya floración aun no tocaba), y que bajo las sombras del Roque Grande te va introduciendo. Tampoco tiene desperdicio esta bajada un tanto técnica, con mas zigzagueos en algunos tramos, tupida por la vegetación en otros, y en esta ocasión con el frió congelándome las manos. En la bajada también me pude dejar caer sin demasiados problemas, hasta llegar a los caseríos, por entre los cuales me fue dirigiendo el siempre útil gps. Y destacar aquí la gran labor que este desempeño, pues sin el probablemente hubiese optado por coger las carreteras mas intuitivas hasta el final de la ruta. Sin embargo, pude disfrutar de toda esa cantidad de caminillos que pasan entre casas y terrenos, y que te introducen en lugares bastante peculiares, a la vez que te acercan un poco mejor a la realidad de las personas que por allí residen. Anécdotas sobre la precisión del artilugio pues...: en una de estas llegue hasta una carreterucha particular que finalizaba en un pequeño muro, por el que aparentemente ibas a parar al fondo de un barranquillo. Tras preguntar a dos lugareñas y sin mucha fortuna, y después de las correspondientes labores de rastreo, efectivamente, pude comprobar que había un lugar por el que pasar y continuar la marcha, hallazgo por el cual las susodichas quedaron sorprendidas. Y mas adelante, tras evitar los chasquidos del típico chucho minúsculo con complejos de grandeza, tuve que ignorar las indicaciones de una buena señora, que me decia "que no, que hacia la izquierda", "pero señora, es que el aparatito me manda a la derecha", hasta que tuve que dejar que se perdiera de vista para terminar de hacerle el feo de no hacerle ni caso y buscar el mini sendero que al final salia pegado a un muro y camuflado por la vegetación. Y asi llegue de vuelta al coche. Con molestias en la pierna, pero disfrutando de una jornada tranquila y reconfortante.
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