Reconstruyendo. Oootra parte mas.

Hace unas semanas me hacía yo una pregunta. Aun conociendo uno los rincones que de momento conoce en este pequeño granito de tierra en que de momento vengo a vivir, dentro de eso que denominan algo así como "universo", cuya definición pensaba ahorrarme porque de pocas dudas me saca (esta es: mundo, conjunto de las cosas creadas.), ya me contaran, me preguntaba si verdaderamente habría un lugar en la isla en el cual pudiese gritar con todas mis fuerzas sin correr el riesgo de ser oído, y por tanto de crear una alarma injustificada, aunque alarma hubiese, pero una alarma de esas de las que el 112 de poco te sirve. Y cosa rara, pero me quedaba con la duda, me daba la impresión de que fuese donde fuese, siempre habría alguien que me escucharía (si, ya eran ganas las que tenia de gritar). Y como preferí no correr el riesgo me vi en la obligación de seguir meditando en busca de una solución, ¿y qué fue lo que ocurrió? pues que vine a darme cuenta de una cosa bien simple, ¿para qué me había creado yo el mald...to blog? Si, ¿acaso no es, entre otras cosas, una forma de desahogo? Y entonces caí en la cuenta de que a través de líneas como estas podría gritar con tantas fuerzas como quisiese, todas las veces que me hiciese falta, sin perturbar a nadir más que a quien se le apeteciese ensordecerse con mis lamentos y desvaríos, y de paso poder seguir conservando el sonido de mi pobre voz. Así que aquí estamos.

Esta entrada llega con una semana de retraso, pero llega, y aunque los detalles de momento prefiero mantenerlos en el anonimato, baste con decirse que hace una semana comenzaba oficialmente mi Reconstrucción, motivo principal de esta serie de entradas, que no vienen a ser sino una introducción para los acontecimientos futuros, y cuya primera fase ha consistido en la adquisición de la libertad material (interprétese esta como buenamente se pueda). 
Sé que en la vida todo son etapas, entre las que destaco las que más me atañen en estos momentos, y son las de rebeldía, inconformismo, lucha, pero... ¿y no son estas acaso necesarias para el correcto desarrollo del individuo? ¿por qué no dejarse llevar por ellas entonces?  Cansado ya de no entender, de la constante lucha por comprender cuanto a mí alrededor sucedía, vine a topar con algunas cosas bien sencillitas. Si, miren que tarde en darme cuenta de cosas como que no existen formas correctas de vivir la vida, que nos encontramos supeditados por extrañas reglas, tradiciones, supersticiones, miedos, arcaicos planteamientos, por la homogeneidad que con todo acaba, por sujetos que nos hacen llevar una existencia en función de sus egoístas puntos de vista, que alejan cada vez más al individuo de sí mismo, introduciendo paulatinamente, para ello, falsas necesidades en nosotros, necesidades ficticias que nos distraen, y que al final han terminado por sustituir a las verdaderamente importantes e inherentes al ser humano, sumiéndonos en el abandono, en el conformismo, la frustración, la destructora comodidad en la que vivimos, y que como resultado tiene el abandono cada vez más patente de principios, valores  e ideales. Tal es así que en ocasiones siento que para hacerme con ellos tengo que introducir la mano en mi propio estercolero, remover un poco y tirar de ellos con fuerza para devolverlos, cada cierto tiempo, a la superficie para que puedan de nuevo respirar, y así, permitirme a su vez respirar un poco a mi también ese aire puro tan escaso en esos ambientes cada vez más extensos. Hace un tiempo se puso de moda eso de la salud medioambiental, pantomima allá donde las haya, pues como tantas otras cosas no se quedaron mas allá de lo bonito que suena el termino, pero nadie se planteo que para un ambiente sano no solo es necesario disminuir un determinado tipo de contaminación. Cuando miro a mi alrededor, o de vez en cuando en la caja cuadrada esa a la que cada vez le cojo mas manía, y que suele ocupar un puesto privilegio en el salón de nuestros hogares, no veo sino preocupación por la salud económica del país. Cuando en las noticias se menciona una nueva catástrofe (que yo no sé si cada vez hay más, y siendo así el hombre poco tiene que ver con los cambios que se producen en el planeta; o cada vez resulta más divertido ocupar el espacio informativo con ellos), de las primeras cosas que se mencionan son la cantidad de millones de euros en perdidas. Si, muy fuerte, es una cosa de visión túnel absoluta, parece que no vemos mas allá de unos cuantos montones de moneditas, que nos hipnotizan y vinculan nuestras vidas a sus antojos. Pero ni rastro del ser humano como tal, solo un “no hubieron sino un determinado número de daños personales”. ¿Daños personales?, me entran escalofríos al pensar en los términos que se emplean. Y entonces vuelvo a la gran catástrofe contemporánea, La Crisis, y todos los cambios políticos que nos abruman y a mí personalmente incluso me aburren ya. Tertulias, debates, noticiarios, ¿pero es posible que no se mencione en ningún momento la evidencia de las evidencias? ¿Hace falta ser licenciado en economía o en cualquier otra disciplina para entender lo que ocurre? ¿Pero qué es lo que me he perdido? ¿Será el capitulo ese en el que se prohibió hablar del ser humano? Me recuerda al libro del Sr.  Dickens que me estoy leyendo (Tiempos Difíciles), “realidades, señoritas y señoritos, realidades”, y al carajete con los sentimientos y las fantasías oiga. La verdad, no sé de que se sorprenden algunos, cuando se construye un sistema económico y social sobre unos cimientos tan poco consistentes (“realidades”), es normal que el edificio tienda a irse abajo, y estoy seguro, estando yo aquí o no, esto terminara por irse al suelo, pues los materiales que dan consistencia a esos cimientos están siendo lanzados hacia algún remoto lugar donde abandonados permanecen, y cuya búsqueda forma una parte del propósito de este viaje que ahora emprendo, el del Retorno. Y es que cada uno de nosotros, al igual que esta civilización, somos como un edificio, y cuando en alguna parte del proceso se introdujeron materiales equivocados, no queda otra que destruir lo construido y volver a empezar, y si hay que retroceder hasta el comienzo, hasta allí habrá que ir. ¿Y no les parece que para llevar a cabo esta tarea de compleja albañilería emocional, no es mejor alejarse de entornos embadurnados de contaminación, de sinsentidos, de barreras infinitas? A mí me parece que sí, ¿para qué tardar diez años en evolucionar cuando puedes hacerlo en tan solo un año y medio? Luchemos, no nos dejemos vencer, concedámonos tantas oportunidades como seamos capaces de resistir, si no lo logramos, yaceremos en paz porque al menos lo intentamos, y así no nos arriesgaremos a encontrarnos ese inevitable día, al más temido de los arrepentimientos, aquel en el que nos arrepentimos de lo que nunca fuimos capaces de hacer.
Y como siempre, me lie. Yo voy soltando, y si a alguien se le apetece ordenar un poco, agradecido le quedo, jeje.

Besinees!!

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