Día de Santiago. Me acuerdo de esos peregrinos que recorren el camino mientras yo despierto en el albergue junto con mis únicos compañeros, un señor alemán con tres niños. Tradicional recogida de trastos, preparación de mochila, recarga del deposito de agua y a comenzar la jornada. De este tramo no tenia información alguna, pero por suerte es un camino bastante sencillo en cuanto a su señalizacion. Decido solo desayunar otro cola-cao (a ver si me patrocina para la proxima) y no entretenerme para aprovechar así las horas mas frescas del día para andar.Para calentar el sendero comienza subiendo y no para hasta unos 750 m. mas arriba, en Amuesa. Se sube por su Canal, y no se que extraño suceso ocurre en Picos, pero parece que para subir un metro de alli hay que subir tres de aqui, vamos, que subes y subes, y cuando miras el altímetro te preguntas si es el aparatito o tu el que se esta volviendo loco. Asi, tras un duro ascenso, llego a la Majada de Amuesa, donde paro para comerme unas galletas y desprenderme del peso de otro zumo, mientras una vaca sigilosamente se acerca hasta mi con la intención de ponerme cara de pena a ver si le daba algo... "amiga, con la de papeo que tienes y vienes a pedirme, hay que ver lo que consigue una buena galleta de chocolate!!", jeje. Aparecen dos caminantes que provienen de mi siguiente destino, el Refugio Jou de Cabrones, y me indican que quedan aproximadamente dos horas. Señalar que, la noche anterior, en vez de recargar el gps este se me descargo por completo, y sin duda me iba a hacer buena falta en la parte final de la jornada, así que rezo porque en el refugio me de tiempo de cargarlo lo suficiente. Este tramo se me hace bastante pesado, pues pensaba que sencillamente habría que salvar el desnivel restante, es decir, desde los poco mas de 1400 m. en los que me encontraba hasta los 2000 m. en que estaba el Refugio. Pero no, mas zonas pedregosas, subes y bajas, y algún paso expuesto incluido hacen que se me alargue un poco el asunto. A las 13:30 h. llego al fin, y allí permanezco una hora a fin de recargar la batería y aprovechar para comer. Este refugio es bastante acogedor y resulta estar en un lugar increíble (de volver algún día sin duda haría noche allí). Los guardas le sirven la comida a un grupo de botánicos que con tanto nombre científico parecen hablar otro idioma (y yo pensando...."pero si aquí arriba no hay sino piedras", jeje). Bajo a la fuente a recargar agua, me preparo y retomo la marcha con la cabeza agachada frente a la piconera por la que tenia que ascender con los bocadillos aun rondando en la barriga. Por ella se accede al Jou Negro, y de ahí directo a Torrecerredo (pico que con sus 2646 m. es el mas alto de los Picos de Europa). Como todavía es temprano y de ahí a Urriellu no hay excesiva distancia, decido intentar ascender bajo la soledad mas absoluta. Para ello me deshago de la mochila. Según me habían indicado serian unos 45 min. de subida. Comienzo siguiendo unas señales que me hacen pensar que voy por buen camino y pronto empiezo a ascender por una resbaladiza pared de gravilla, pero como pienso que voy en buena dirección continuo hacia arriba. Al cabo de un rato largo, y tras mirar hacia arriba sin ver nada claro la vía, y mirar hacia abajo y observar donde me estaba metiendo, tomo la decisión de desistir, que la cosa no esta para jugársela de esa manera, y menos en solitario. Cojo aire y comienzo el retroceso con mucha calma, ni fotos me entraron ganas de sacar. Cuando trascurrido otro rato logro descender y observo de mejor manera, me doy cuenta de que no había tomado la ruta acertada, así que nada, otra cosa mas por si vuelvo.
Con el gps cargado ya cojo el desvió que me conduciría al Refugio de Urriellu, y una vez mas el camino me sorprender por sus características, o eso, o que al que trazo el track le van las emociones fuertes y se lo iba inventando sobre la marcha. Aquí sucede otra de las anécdotas del día, que aunque simple en su momento, tras ver la fotografía la cosa cambia. Iba yo por una vereda cuando de pronto esta se adentra en una zona de roca que debía atravesar, aunque mirando hacia abajo a uno ciertamente se le pueden llegar a quitar las ganas. A pesar de ello me parece mas que viable pasar por allí, e intentando mantener la mirada hacia la roca, y con el equilibrio hacia la misma afronto el paso mas conflictivo, justo cuando misteriosamente se me salta la tapa del objetivo de la cámara y milagrosamente queda en la roca al filo de... lo imposible?? vaya momento!!. Como llevaba la cámara al cuello no se me ocurre otra cosa que retratarlo, y como se puede observar no pudo haberse saltado en mejor momento. Para aquellos que me quieren y aprecian, tranquilizarles, aparece peor de lo que era, o no? jejeje.
Pasado el apuro prosigo bajo el caluroso día que continua achicharrandome. Subo hasta un nuevo collado, luego bajo y alcanzo otro, desde donde se disfruta de grandes vistas del Pico de Urriellu, o mas conocido como Naranjo de Bulnes, bajo el cual reposa el Refugio en el que a su vez me tocaría reposar a mi esa noche. Justo cuando se tiene enfrente parece no existir manera de bajar hasta el, pero tras primeramente bajar por una canaleta se retoma nuevamente el camino que, como todo final, se me termina haciendo interminable. Una vez llego me instalo, me identifican como "El Canario", me aseo y hago tiempo hasta la cena (a las 20:00 h.). Y que me pregunto yo.... ¿a quien se le ocurre poner de cenar una fabada en esos lugares, por mucho que sea la comida tradicional de la región? y de postre queso Cabrales, buuufff!! Rece porque los efectos de la cena se retrasasen al menos hasta el dia siguiente, jeje. Durante la cena diversas charlas sobre las rutas seguidas y a seguir por cada uno. Yo tenia inicialmente intenciones de bajar hasta Cain por la Canal de Dobresengros, para luego subir hasta Collado Jermoso desde Cordiñanes (resumen: 2000 m. - 2350 - 450 - 2000), pero me ayudan a entrar en razón y reconsidero la idea (demasiada paliza pa lo que iba, me quedaba, y cargado como iba), así que pienso en improvisar una alternativa para llegar al mismo lugar, ya que me hacia especial ilusión disfrutar desde ese punto de la luna llena que habría esa noche. El cansancio hace que me retire pronto a mis compartidos aposentos, dando por concluida así esta nueva jornada.
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