Agaete - Tamadaba - Altavista - La Aldea.

Ruta de cierta exigencia que articula dos de los municipios más occidentales de la isla, Agaete y La Aldea de San Nicolás. El trayecto discurre, prácticamente en su totalidad, por senderos de características notablemente favorables, por lo que la dificultad del mismo gravita, podría decirse que, únicamente, alrededor de dos factores: el fuerte desnivel a salvar, sobre todo, en el primer segmento del recorrido; y la longitud del mismo. Es por esto que se recomienda, para aquellos cuyo objetivo radique en la voluntariosa tarea de disfrutar de una jornada lo más apacible posible, sea iniciada en un horario bien prematuro. En el Área Recreativa de Tamadaba (km. 9) se cuenta con unos surtidores en los que suministrarse del agua necesaria para el resto de la travesía; a partir de este punto no existe posibilidad alguna de aprovisionamiento. Téngase en cuenta a su vez las particularidades de la última parte del recorrido, en la cual contar con una breve sombra se convierte en el más ferviente anhelo de nuestra -a esas alturas- hambrienta imaginación. Se sugiere, entonces, se vaya provisto de la protección solar adecuada para estos casos.

Actualmente, de lunes a domingo, existe una línea que, partiendo desde La Aldea a las 17:30 h., conduce nuevamente hasta Agaete, por lo que se presenta como una buena alternativa sin excesivas complejidades logísticas.

En esta ocasión, siempre dominado por mi considerable reticencia a las largas esperas, demoré mi salida hasta las 11:00 h., con lo cual estuve sujeto a la influencia directa de los rayos del sol desde el mismo comienzo. La jornada transcurrió sin ningún tipo de incidente, exceptuando las altas temperaturas, que provocaron que llegase al final de recorrido con el depósito de agua completamente vacío. Tuve la suerte de coincidir con una pareja que se encontraba dando la vuelta a la isla (a pie), desde y hasta La Garita, por lo que ya llevaban algunas jornadas. También habían salido desde Agaete, y al igual que yo su destino era La Aldea, con lo cual se estaban dando una buena paliza, más teniendo en cuenta el equipaje que llevaban a sus espaldas. Espero no les haya pasado demasiado factura para jornadas sucesivas. Se trata de una ruta que discurre por senderos bien tradicionales, si bien es cierto que nunca había optado por combinarlos de este modo. Aunque, pensándole mejor, esto no es del todo cierto. Tengo que remontarme hacia unos 13 años atrás, nada más y nada menos, para rememorar aquella vez en que a dos amigos y a mí no se nos ocurrió otra cosa que, tras acampar en la playa del Juncal y cargados como mulas, intentar llegar hasta La Aldea desde allí, cosa que resultó en vano. ¡Qué mítica subida por San Pedro! ¡Qué tiempos aquellos!

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