Marido y Mujer (WILKIE COLLINS)

En el prólogo de esta novela, un hombre descubre, al cabo de los años, que su matrimonio no es válido legalmente, ocasión que aprovecha para repudiar a su mujer y casarse con otra. Trece años después, Anne Silvester, la hija de la mujer repudiada, será también víctima, como su madre, de una extrema peculiaridad legal. Sólo que en este caso se trata de la terrible posibilidad de haber contraído matrimonio, sin saberlo, con el prometido de su mejor amiga. Y eso no es todo. Hay otro hombre en liza, al que Anne ha amado y por el cual ha sido deshonrada: el apuesto y cínico Geoffrey Delamayn, "un Hércules moderno" que "añade al instinto irracional del perro la astucia calculadora de un hombre". Bajo los designios de este villano, lo que empieza como una cáustica, y a menudo hilarante, comedia de equívocos se transforma paulatinamente en un horrible cuadro conyugal de traición, venganza, malos tratos, locura y asesinato. Marido y Mujer (1870), inmediatamente posterior a La piedra lunar, pertenece al período de mayor creatividad de Wilkie Collins. Basada en circunstacias reales y centrada en torno a la Ley y a la brutalidad, encierra una atrevida denuncia de la institución del matrimonio, esa "ceremonia que dice, de hecho, ya que no con palabras: "Dad el salto en la oscuridad. ¡Lo santificamos, pero no damos garantías".

El señor Collins es el maestro del drama doméstico. Tanto La dama de blanco como La piedra lunar, me encandilaron con su magnífica trama, con suspenses e intrigas constantes, así como la cierta melodía que parece desprenderse de su prosa. Entonces, tras estos antecedentes no podía resultarme difícil el adentrarme en la nueva lectura de una de sus obras. El libro se presenta como una denuncia a la desfavorecida y deplorable situación en que las mujeres casadas de su época se hallaban. Como herramienta toma ciertas peculiaridades legales existentes en las leyes escocesas de entonces, concernientes a las heteróclitas situaciones que pueden terminar derivando en la consumación de un matrimonio. Otro tema que abarca es el del auge del culto al cuerpo y a los deportes atléticos en general y, en discordancia con las dos obras a las que había dado lectura, aquí expone de una forma bastante diáfana su posición respecto a algunos de esos temas, bien a través de sus propias palabras, bien por medio de las de alguno de sus personajes. En definitiva, una buena oportunidad para aproximarme un poco más a las realidades pasadas de ciertas sociedades, herencias del presente, a la vez que de intentar aproximarse un poco más a la figura de este magnífico constructor de tramas.

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