26-06-10. San Pedro - Pico de La Bandera. Crónica de un reencuentro.

7:30 h. Suena el despertador (buuufff!! Realmente echaba de menos madrugar para ir a trotar al monte?... Difícil de creer pero si, jeje). Apenas abro los ojos me dispongo a preparar las pocas cosas que necesitaba, cuando de pronto me doy cuenta de un detalle que había pasado por alto, las telarañas de mis Cascadias (mis zapatillas para correr por el monte), jajaja. Desde octubre del año pasado las tenia arrinconadas y las pobres no se lo creían. Cojo algo de abrigo por si las moscas y rezo porque el tiempo me acompañe, que la fiebre aun andaba acechándome muy de cerca. Que sensación la de salir temprano los fines de semana, las calles despejadas, así da gusto, parece que el mundo es para ti, asi que sin prisas y con un poquito de música me dirijo hacia Agaete. Al acercarme voy acordándome de que un amigo me había advertido que este fin de semana eran las fiestas de San Pedro, por lo que que mejor día para subir el Camino de La Rama que este? Llego y San Pedro amanece adornado con las tradicionales banderitas y, a pesar de la hora, ya se escucha el murmullo de los mas madrugadores ascendiendo por el risco. Cojo el camelback , estiro un poco y para arriba. Uno de los varios motivos por los que me gusta realizar esta ruta es por lo siguiente:

Sobre mi cabeza aparecía una blanca capa algodonosa, que, en este camino, se presenta generalmente como la frontera natural entre el mundo irreal, donde el ruido y las prisas nos ensordecen de tal forma que el sonido de nuestra voz parece desfallecer en su tremendo esfuerzo por abrirse paso, y el mundo real, donde esta se recompone y lentamente vuelve a convertirse, aunque sea por unos instantes, en la protagonista de nuestras vidas. Imagino que muchas personas que nos ven correr como cabras desconocen el verdadero significado que, al menos para mi, esto tiene. Escuchar el roce de mi cuerpo, el sonido de mi respiración, sentir como se tensan mis tendones, el anhelo de oxigeno, el dolor, el aire, el movimiento natural con que la tierra te saluda a tu paso, todo esto y mucho mas me ayuda a recordar mi a veces olvidada existencia. Me ayuda a entender el lugar que me corresponde, y por tanto, a todo lo que pertenezco. Y esto, en la época de los grandes analgésicos intelectuales, para los que el cuerpo se transforma en el mas preciado receptor, se convierte en una necesidad. Y este camino me ofrece la posibilidad de entrar y salir de ese mundo en un espacio de tiempo muy reducido.

La ascensión la realizo con dos bloques de hormigón por cuadriceps, pero bueno, es lo que toca. Subo y subo, y luego sigo subiendo y subiendo, pocos son los descansillos de este camino, y después, a seguir para arriba. A ser las fechas que son me encuentro con varios grupitos que suben (como no) en busca de la tradicional rama, y observando las carillas de algunos no puedo evitar compadecerme de ellos, aunque tampoco iba yo para echar voladores al menos uno disfruta con ello. Por cierto, si alguno de ellos lee esto... Hola!! que en esas circunstancias las fuerzas te traicionan y cuando te das cuenta te ves moviendo los labios pero sin emitir sonido alguno, jajaja. A poco de llegar al Área Recreativa me tropiezo con un grupito que trotaba para abajo y pienso, ahí van mis amiguitos!! Dicen que "mal de muchos consuelo de tontos", y como tonto soy me consuela saber que hay mas locos como yo por el mundo, jeje. Llego a los chorros ya bajo el calorcito que empezaba a pegar y sigo para el Pico de La Bandera, donde el tiempo ya estaba soleado del todo, cosa que agradezco enormemente. A partir de ahí pues directo para abajo. Al contrario que me pasa con la bici, en donde hay una enorme diferencia entre el sufrimiento de subir y el goce de bajar (con la de carretera sobre todo), a pata creo que sufro mas bajando que subiendo, pero bueno, al menos pasa un poquito mas rápido y con suerte no terminas por ahí enriscado, jeje. Tampoco puedo contar mucho mas porque fue demasiado rápido como para reunir muchas anécdotas, el lado positivo, que mis piernas soportaron y parece que mi vuelva a la montaña ya es un hecho, yiijaaaaa!!! 

Saludines!!


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