Buena ruta circular para aquellos que padezcan poca fobia a las alturas. Aunque el terreno por el que transcurre es variado, porcentualmente hablando gran parte del tiempo lo pasaremos sorteando pendientes acusadas, tanto para abajo como para arriba, en donde el sendero es estrecho, resbaladizo y en ocasiones difuso, aunque a penas presenta grandes dificultades. Esto es a modo de advertencia, pues no a todos les gustará este tipo de caminos, y quizás prefieran senderos más claros y confortables, en los que sus articulaciones se verán menos afectadas y sus pellejos quedarán libres de las punzantes zarpas de la vegetación.
Yo tomé la opción de comenzar a caminar desde el Pico de Las Nieves, más que nada porque en coche tardo menos en subir hasta allí que yendo hacia Risco Blanco, desde donde también podría iniciarse el camino. Desde la entrada a la zona militar, se toma la carretera que baja dirección sur-este, que luego, más adelante, a unos setecientos metros aproximadamente, en una curva hacia la izquierda se transforma en pista de tierra. Aquí se tiene la opción de continuar por esta pista o tomar algún que otro atajo por senderos un tanto camuflados. Yo cogí los atajos debido a que iba con la ruta en el gps, pero si lo llego a saber voy por la pista, pues prefiero ir más cómodo y disfrutando de por dónde voy, que buscando caminos que apenas llego a encontrar, y por lo que esta vez tuve alguna que otra trifulca con algún pobre arbusto, y mira que los desdichados poca culpa tienen de nada. Una vez se alcanza una nueva conexión con la pista, se continúa por ella hasta llegar a un desvío que sale por nuestra derecha. La pista ahora sigue descendiendo, pero hay que estar atentos si se quiere tomar un nuevo atajo, si no, pues a continuar por ella hasta enlazar con la parte en que ésta se transforma en sendero, por el que nos adentraremos en la zona más vertical (sin mucho peligro). Aquí habrá que orientarse por mojones (hitos) solitarios, y también habrá que pasar por el que intuyo será el “Paso del Perro”, que de ser ese, debe llamarse así porque hay que pasar por un pequeño agujerillo que hay en la roca, por el que… ¿cabría mejor un perro?. Luego a seguir bajando, siempre por estrecha vereda y al borde de los paredones, por los que la vegetación que flanquea la senda parecía querer precipitarme. Tras un rato más de lenta bajada, en la que se disfruta de inmejorables vistas sobre la cuenca de San Bartolomé, y se pasa muy próximo al Risco Blanco, se conecta con la carretera, por la que habrá que continuar aun un rato antes de desviarnos para coger la subida al Cañadón del Jierro. La subida, en líneas generales, está bastante bien marcada, si bien hay que prestar atención en alguna zona en concreto. Aunque como siempre hay que extremar precauciones no entraña especial dificultad, exceptuando el fuerte desnivel a salvar en poco espacio, y una pequeña pasarela por la que hay que pasar. Ésta está bien sujeta y, a día de hoy, no es peligrosa, pero entiendo que a quien no le gusten las alturas quizás lo pase algo mal. Luego el camino sigue, más o menos claro, hasta finalmente enlazar con el sendero que nos conduce nuevamente hasta el Pico de Las Nieves.
Yendo bastante tranquilo y con fotografías de por medio, no llegué a cinco horas, así que es una buena alternativa circular para pasar la mañana. En alguna guía se suele indicar que el Cañadón del Jierro es para senderistas experimentados, como ocurre con otros tantos caminos. Y yo me pregunto: ¿cómo se acredita uno como senderista experimentado?. Yo tengo mis kilómetros encima, pero eso de “experimentado” suena tan tan bien que me cuesta atribuírmelo, así que prefiero decir que el Cañadón del Jierro es para senderistas pacientes, con ganas de disfrutar, con un poco de sentido común y con vértigo limitado. Yo no soy el más valiente precisamente. Siempre se puede retroceder.
Que lo disfruten!!
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